Algunos salen y otros entran de ellas, según las variaciones estacionales. Otros viven allí y son los que presentan adaptaciones más interesantes. Las cavernas (subterráneas o submarinas) tienen la ventaja de mantener temperaturas constantes. Sin embargo, están completamente a oscuras y los ojos se vuelven innecesarios o vestigiales. Los habitantes reconocen su entorno mediante el tacto y rastrean la comida con el olfato. Los grillos de las cavernas, por ejemplo, tienen grandes antenas, de hasta un tamaño que es del tripe de su cuerpo, mientras que las arañas reconocen el terreno con las patas. Algunos peces disponen de sensores a cada costado que les ayudan a detectar otros animales en las cercanías. Muchas de estas criaturas carecen de pigmento en la piel.
Más vale un recadito en el más pequeño papel, que la mejor de las memorias.
Comentarios
Publicar un comentario