Sí. Las principales dudas al respecto surgieron a causa de la difícil. identificación del cadáver, pues él mismo ordenó que fuera calcinado para escapar a su eventual profanación. Las sospechas crecieron tras la aparición de los restos mortuorios de un hombre caracterizado como él (hay una célebre fotografía de éste) y la huida de varios criminales nazis a Sudamérica.
Sin embargo, en su obra clásica Los últimos días de Hitler (l947), el historiador inglés Hugh Trevor-Roper, comisionado por el gobierno de su país para indagar los hechos, concluyó que efectivamente había muerto de la manera en que se ha difundido.
La apertura de los archivos de la agencia rusa de inteligencia KGB en 1993 confirmó la versión de Trevor-Roper. Los rusos sepultaron clandestinamente los restos hallados por el soldado Ivan Churakov en 1945 y en 1970 los destruyeron para luego arrojarlos a las aguas del río Elba.
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